Hasta que uno no sienta la verdadera alegría de Navidad, no existe. Todo lo demás es apariencia, muchos adornos. Porque no son los adornos, no es la nieve. No es el árbol, ni la chimenea. La Navidad es el calor que vuelve al corazón de las personas, la generosidad de compartirla con otros y la esperanza de seguir adelante.
Mis mejores deseos y de todos aquellos que laboran en la Educación, para que el Espíritu de la Navidad no sólo roce las almas de algunos, sino que cale en todas las personas.
Que estas Fiestas de Navidad estén envueltas en papel de felicidad y atadas con cinta de amor para que perdure todo el Año Nuevo…
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